*Artículo publicado en Argos, número 203, noviembre 2018
En esta segunda entrega voy a desgranar con ayuda de preguntas, al igual que en la primera entrega publicada el pasado mes en Argos, lo que se necesita mantener bajo control para lograr el éxito empresarial con nuestro centro veterinario.
¿CÓMO ME VA?
En principio sobre el papel, aunque parece una pregunta muy simple, la realidad es que la mayor parte de los centros veterinarios desconocen su respuesta. En el día a día de la actividad empresarial, la mayor parte de los centros son solventes, pero… ¿tienen potencial de crecimiento?, ¿pueden mejorar la eficiencia de sus procesos, y por ello mejorar la productividad? O, por el contrario, ¿está comprometida su supervivencia a medio/largo plazo?
El análisis de una auditoría detallada ya informa en gran parte sobre la evolución de la empresa. El cuadro de mandos integral, tal como se vio en el artículo anterior, nos informará a través de los indicadores generados si la actividad empresarial es todo lo sana que debiera ser, y no solo se trata del beneficio empresarial, si no también de su calidad. Por ejemplo, si los ingresos de un centro veterinario dependen en gran medida de las visitas por vacunaciones, no es complicado deducir que se encuentra en una situación bastante débil, pues un cambio en las recomendaciones de los planes de vacunación, o una competencia cercana por precios bajos pueden hacer que esta situación cambie en pocos meses. Otro aspecto importante por considerar es el análisis de las tendencias, tanto en los indicadores como en los ingresos, tanto globales como desglosados por familias o secciones, así como las de sus respectivos márgenes directos.
También existen otros indicadores que no se pueden cuantificar económicamente, como son aquellos que hacen referencia a la rotación del personal colaborador en un centro veterinario, o el flujo neto de clientes, pero que si tienen una incidencia clara en la marcha del negocio. Esto nos lleva a la siguiente clave.
¿CÓMO LO HAGO?
En otras palabras, la siguiente clave hace referencia al funcionamiento de la empresa. Siendo más concretos, lo plantearemos con estas preguntas:
¿Conozco el motivo por el que las cosas han funcionado así hasta el momento?
¿Se cómo es mi DAFO?
¿Tengo alguna estrategia definida, o algo similar que se parezca a un plan de negocio?
Por ejemplo, un centro veterinario que tenga un equipo profesional que sea disfuncional no puede trabajar con todo su potencial de productividad, algo similar pasa con un liderazgo mal ejercido. Con toda la información recogida en las auditorías iniciales se puede plantear una interesantísima herramienta, la matriz DAFO, mediante la cual se identificará cuáles son las fortalezas y las debilidades del centro veterinario. El conocimiento de las fortalezas y de las debilidades se obtiene del análisis introspectivo – esto es, de lo que se hace bien, y lo que es mejorable –. Del análisis externo -del entorno en el que se encuentra inmerso el centro veterinario- se obtendrán las amenazas existentes y las oportunidades que brinda. Evidentemente, el ser conscientes de las fortalezas y de las debilidades, ya permite encarar la respuesta a la pregunta ¿cómo lo hago?
La estrategia define la planificación de las acciones que se irán realizando para alcanzar una serie de objetivos deseados, que son las metas empresariales. Hoy en día, cada vez es más importante funcionar empresarialmente con un plan definido e improvisar lo menos posible. En cualquier caso, se deberán realizar las correcciones oportunas para evitar desviarse del camino necesario para alcanzar dichas metas. El documento que lo describe detalladamente es el Plan de Negocio, indicando las acciones programadas, los recursos necesarios para llevarlas a cabo, los mecanismos de control para determinar si se está actuando según lo previsto, o por el contrario existen desviaciones que indiquen que se debe revisar los planes de acción.
El plan de negocio nos ayuda a resolver las tres siguientes claves que se plantean para alcanzar el éxito:
¿QUÉ ES PARA MI EL ÉXITO?, ¿QUÉ ME IMPIDE ALCANZAR EL ÉXITO?, ¿CÓMO PUEDO SORTEAR LOS OBSTÁCULOS QUE TENGO EN EL CAMINO HACIA EL ÉXITO?
Sus respuestas permitirán aclarar la cuarta pregunta que se planteó en el artículo anterior… ¿Qué tal me podría ir?
La primera pregunta de este epígrafe, ¿Qué es para mi el éxito?, es filosófica e inherente a decisiones propias y personales de los propietarios y socios del centro veterinario. Para ello hay que definir cuál es la visión del proyecto empresarial, es decir, cómo querría su propietario o sus socios que fuese la empresa en un plazo concreto de tiempo, por ejemplo, en cinco años. Algunos veterinarios pueden desear dirigir un gran hospital veterinario, mientras que otros podrían priorizar disponer una buena calidad en su vida personal, y por ello planteen un proyecto menos ambicioso, aunque igualmente rentable empresarialmente. Para ello es necesario un análisis introspectivo de cada una de las personas directamente implicadas en el proyecto a fin de definir las compatibilidades (o incompatibilidades) antes de iniciarlo, ya que se podría ver coartado por factores más ajenos a lo puramente empresarial. También es necesaria una visión a largo plazo, ya que cada vez más, los humanos vivimos más, y todos queremos que nuestros últimos años tengan la mejor calidad posible, por lo que los planes de retiro también son muy importantes aquí.
Una vez aclarado lo que significa para uno el éxito, ya sabremos hasta donde se desea caminar empresarialmente, con lo que será más fácil identificar aquello que pueda impedir o entorpecer este recorrido. Por ejemplo, un equipo profesional que no esté alineado con la visión de los propietarios del centro veterinario puede interferir claramente en los objetivos, también una situación financiera que no esté suficientemente saneada puede representar un gran inconveniente para desarrollar un proyecto.
Fácilmente se infiere la respuesta a la tercera pregunta de este epígrafe… ¿Cómo puedo sortear los obstáculos que tengo en el camino hacia el éxito? Ya sabemos cuáles son estos obstáculos, pero ¿los conocemos a fondo?
Esto último implica que hay que analizar a fondo el obstáculo. Por ejemplo, si se trata de un equipo mal alineado con la visión de la empresa, ¿qué componentes del equipo tienen mayor incidencia?, ¿cuáles son los factores que impiden que estos tengan una visión diferente a la del proyecto empresarial?, ¿se les puede reconducir, o por el contrario es necesario reemplazar parcial o totalmente este equipo?
Una vez que se hayan adoptado las medidas para eliminar los obstáculos, hay que saber si son efectivas, por lo que será necesario introducir los mecanismos que informen sobre ello. De nuevo, volvemos a las herramientas anteriores, el cuadro de mandos integral y la batería de indicadores que informen de ello.
En el próximo artículo desgranaremos la última gran pregunta, que ayudará a conocer a fondo las últimas cuatro claves para alcanzar el éxito: ¿Hasta dónde podría llegar?